Las motos que suelo presentar en este blog tienen siempre la intención de transmitir emociones en el plano estético, donde la potencia y el rendimiento puro es relativo. Pero cuando entramos en el mundo de las motos Streetfighter, la cosa cambia.
Sobre todo si juntamos tres elementos explosivos: una moto Suzuki GSX-R, el fabricante británico Workman Lee y a Yoshimura, que ha hecho palpitar muchos corazones con sus transformaciones.
El punto de partida fue una Suzuki GSXR 1100 1989, que, sin embargo, se le montó el motor de una moto Bandit 1200 y aumentado la cilindrada a 1340CC.
Más tarde se le instalaron pistones forjados de aleación, mientras que el basculante trasero se ha alargado para permitir a la moto descargar toda su potencia sobre el asfalto.
El depósito de gasolina se aplastó y se le dió forma. Se añadió el logotipo de Yoshimura en el motor y en el sistema de escape de titanio.
El faro tiene una máscara que hace que parezca un jugador de rugby. La parte frontal es de una Suzuki GSXR 1000 y alberga discos de freno wave de la marca Galfer.
El colin oculta un kit Pro-Mod de NOS (Oxido Nitroso) para enviar más potencia al motor.
