Restauración Suzuki GSX-R 750 1989 en Torremolinos

Facebook
Twitter
Pinterest
Email
WhatsApp

Hace mucho tiempo que conozco a mi amigo Jose Manuel, el propietario del Hostal Micaela, en Torremolinos. Con él comencé el apasionante mundo de las motos y con él comenzó mi pasión por las motos Suzuki GSX-R. Fué el propietario de una Suzuki GSX-R 750 1989, que pasó a mejor vida hace tiempo y con ella disfrutamos de muchos buenos momentos.

Cuatro años más tarde, me compraba mi primera GSX-R, una Suzuki GSX-R 750 1993, preciosa y que unos años más tarde vendí para seguir mi curriculum de motos. Hasta ahora he tenido tres Suzuki GSX-R y mi actual GSX-S1000 que la considero una GSX-R con manillar alto.

El caso es que hace un par de meses, comentábamos la idea de pillarnos algo «clásico». Yo tengo ganas de conseguir una Suzuki GSX-R 750 1990 o en su caso volver a tener una Suzuki GSX-R 750 1993, por el tema de que es una moto refrigerada por agua y el chasis no te quema las piernas, como suele ocurrir con las GSX-R «aceiteras» (refrigeradas por aceite).

Nuestra sorpresa es que en la web de milanuncios acababan de publicar una Suzuki GSX-R 750 1989 en Madrid, con muy buen aspecto y buen precio. Sin pensarlo mucho, Jose Manuel se puso en contacto con el propietario y se quedó con la moto. La enviaron a través de un transportista y al llegar no arrancaba, se hizo varios intentos hasta que arrancó pero se paraba por culpa del embrague. El caso es que poco a poco consiguió llegar al taller en Torremolinos.

Allí estuvo varios días donde se le hizo la amortiguación completa, reglaje de válvulas, tensado de cadena de distribución, limpieza de frenos, reglaje de embrague, cambio de bujías, cambio de aceite, cambio de filtro de aceite. También se le han cambiado las bombillas del cuentakilómetros. En los carburadores se han cambiado todas las juntas tóricas, más limpieza y se han cambiado todas la juntas de las zonas que se han reparado y la pintura calórica de los escapes.

Por último, se compró un kit de adhesivos que se entregó al pintor y se pintó la moto completamente, para dejar la moto casi como si saliera de fábrica. Sólo hay que ver las fotografías para ver el resultado final. Quedan algunos detalles, como pulir los escapes o las barras de horquillas, para dejarlas perfectas. Pero ya son detalles sin importancia que más adelante se irán resolviendo.

Os dejo con la galería de fotos de la restauración y con un par de fotos finales de esta maravillosa Suzuki GSX-R 750 1989 junto a mi Suzuki GSX-S1000 2016. Dos generaciones de una misma saga, la GSX-R, separadas por 27 años de historia.

Posts Relacionados